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La historia del joven al que su padre le inyectó el virus del HIV

Los padres de Brryan se conocieron y enamoraron mientras hacían prácticas como médicos en un centro del ejercito en Missouri. Según la madre, cuando se enteraron -en 1991- de su embarazo- Stewart se mostró realmente feliz. Eran una pareja alegre y enamorada pero todo cambió cuando le enviaron a la Operación Tormenta del Desierto en Arabia Saudí.

 

“Era 1992 y yo tenía a penas 11 meses cuando me ingresaron por un ataque de asma”, contaba a Associated Press un joven Brryan Jackson. Aunque fuera tan solo un bebé, sus padres ya estaban separados.

 

Brryan se encontraba con su madre en el hospital y, para sorpresa de todos, su padre, Bryan Stewart, le hizo una visita: “Le dijo a mi madre que se fuera a la cafetería y se cogiese algo de beber”, continúa Jackson mientras explica que la convenció diciéndole que el se quedaba a cuidar del bebé. Una vez solos, Stewart aprovechó para inyectarle una jeringuilla llena de sangre infectada con VIH. Todo con el objetivo de no tener que pagar a su exmujer la manutención de su hijo.

Los padres de Brryan se conocieron y enamoraron mientras hacían prácticas como médicos en un centro del ejercito en Missouri. Según la madre, cuando se enteraron -en 1991- de su embarazo- Stewart se mostró realmente feliz. Eran una pareja alegre y enamorada pero todo cambió cuando le enviaron a la Operación Tormenta del Desierto en Arabia Saudí.

Al volver Stewart empezó a decir que el bebé no era suyo y que quería una prueba de ADN. Entonces empezó a tener una actitud abusiva y empezó a maltratar psicológica y físicamente a su mujer y a decirle que el niño no viviría hasta los cinco años. Ella decidió dejarlo e iniciar una lucha legal por la manutención del bebé.

La vida de Brryan había pasado de ser la de un bebé alegre de 11 meses a un calvario entre llantos. Su familia, preocupada por el cambio de ánimo del niño, decidió llevarlo al médico y fue allí cuando les dijeron que había sido infectado con el virus.

Con el paso del tiempo, la salud de Brryan no hacía más que empeorar, llegando a tener un difícil episodio con tan solo cinco años en el que los médicos dudaron de su supervivencia. Con varios órganos afectados por el virus y habiendo entrado en parada en dos ocasiones, los especialistas recomendaron a su madre que se preparara para lo peor.

Brryan, sin embargo, logró superarlo y seguir viviendo. “Pasé de tomar 23 pastillas al día a una y el virus es indetectable en mi cuerpo. Mi recuento de células T ha subido y tengo un cero por ciento de posibilidades de contagiar el virus”, aseguró en 2013.

El joven ha crecido para convertirse en un activista y se dedica a contar su historia de superación por el mundo. Aunque no mantiene relación con su padre, asegura haberle perdonado. Stewart, al que el juez denominó “el peor tipo de criminal de guerra y le dijo que “ardiera en el infierno”, cumple una condena de cadena perpetua por lo que le hizo a su bebé con solo 11 meses.

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