Brasil logró en 2017 su menor inflación en casi 20 años y superó las expectativas
La caída del valor de los alimentos, a partir de la cosecha récord, fue el factor principal de la fuerte desaceleración de la suba de precios. Esperan un leve repunte para 2018.
Brasil logró en 2017 su menor inflación en 20 años. El índice llegó a 2,95%, la tasa más baja desde 1998, con lo que perforó el piso de la meta oficial del Banco Central (BCB).
Según el ente estatal de estadísticas, IBGE, ayudó a ese número récord la deflación de los precios agrícolas, y por ende de los alimentos.
Aún así, se superó el 2,79% previsto por los operadores del mercado, quienes ya anticiparon un escenario menos benigno para 2018, con un alza prevista de precios de 3,95%.
Es la primera vez desde que comenzaron a fijarse metas inflacionarias que el incumplimiento es hacia abajo. El piso establecido era del 3% y al expectativa llegaba al 4,5% con un margen de tolerancia de 1,5 puntos porcentuales en ambos sentidos.
Según las normas brasileñas, cuando la previsión queda fuera del rango estimado el presidente del BCB debe redactar una carta al ministro de Hacienda explicando las razones del fallo.
El 2017 estuvo signado por una caída de los precios de los alimentos, de la mano de una cosecha récord que está proyectada oficialmente en 241,9 millones de toneladas. «Esa situación llevó al consumidor a pagar menos por los alimentos que el año pasado. Es la primera vez que ese grupo registra una deflación desde que se implementó el Plan Real», dijo Fernando Gonçalves, gerente del Sistema Nacional de Índices de Precios al Consumidor del IBGE.
Los precios de los alimentos cayeron un 1,87% en 2017. En contrapartida, los gastos de salud subieron un 6,52%; los de transporte un 4,1% y los de educación un 7,11%.
La desaceleración de los precios mantuvo al indicador lejos del registro de 6,29% de 2016, y aún más del 10,67% anotado el año precedente, lo que abre espacio para que el BCB mantenga su política de recortes de la tasa de referencia.
La entidad rectora del sistema financiero ya anticipó posibles nuevas bajas desde el actual mínimo histórico de 7% con la idea de alentar el consumo y la inversión. Pero la aceleración de los precios al consumidor en el último mes del año pasado podrían ser la señal de largada de las predicciones menos optimistas de los analistas para 2018, año que estar marcado por un proceso electoral de final incierto.
En diciembre pasado la inflación fue de 0,44%, contra un 0,28% de noviembre. Y esa aceleración fue impulsada por los alimentos, que cortaron una racha de siete meses en baja para saltar un 0,54%.
«La inflación de 2018 subirá un poco, y rondará el 4,3% o 4,4%, porque la ayuda que hubo en 2017 del sector de alimentos ya no va a estar», dijo Margarida Gutierrez, economista de la Universidad Federal de Río de Janeiro