
Los comicios madrileños del 4 de mayo relanzaron al PP como principal fuerza aglutinante de la derecha, provocaron el retiro de la política del líder del partido izquierdista Podemos, Pablo Iglesias, y dejaron al liberal Ciudadanos (Cs) fuera del Parlamento regional.
La visita del presidente Alberto Fernández a España llega en momentos de gran efervescencia política en el país, con el Gobierno progresista debilitado por la exigente gestión del coronavirus y un reciente revés electoral y el opositor Partido Popular (PP) en busca de reconquistar el poder tras un resonante triunfo en la región de Madrid.
Con la crisis sanitaria y económica por la Covid-19 como telón de fondo, los comicios madrileños del 4 de mayo relanzaron al PP como principal fuerza aglutinante de la derecha, provocaron el retiro de la política del líder del partido izquierdista Podemos, Pablo Iglesias, y dejaron al liberal Ciudadanos (Cs) fuera del Parlamento regional.
A una década de que el estallido de las protestas del movimiento de los indignados españoles catapultara a Podemos y a Cs y a su prédica de poner fin a la histórica alternancia en el poder del derechista PP y del socialista y actualmente gobernante PSOE, ambas formaciones enfrentan ahora un desgaste que pone en duda su futuro.
En una jugada inesperada, la presidenta regional de Madrid y figura ascendente del PP, Isabel Díaz Ayuso, disolvió en marzo su coalición con Cs y anticipó las elecciones a fin de capitalizar en las urnas las simpatías ganadas por su rechazo a las restricciones dispuestas por el Gobierno del socialista Pedro Sánchez para contener el coronavirus.
Una apuesta que ganó con creces: el PP arrasó y podrá gobernar en solitario, Cs acabó afuera de la Asamblea y el PSOE pasó de ser la fuerza más votada en 2019 a quedar segunda junto a Más Madrid, una escisión de Podemos fundada hace solo dos años.
Podemos, que gobierna en coalición con el PSOE a nivel nacional, tuvo un mal desempeño, pese a que Iglesias había dejado su cargo de vicepresidente para liderar la candidatura.
Golpeado, y con solo 42 años, el líder surgido al calor del movimiento de los indignados decidió dejar la política para que afloren nuevos liderazgos en su partido.
Aunque sea difícil extrapolar al resto de España lo ocurrido en este distrito controlado por los conservadores desde 1995, los resultados hacen soñar al PP con reconquistar el poder central, del cual fue desbancado en 2019, en los próximos comicios de 2023.
Tanto Díaz Ayuso -que probablemente aspire ahora a la presidencia del PP de Madrid- como los estrategas del partido, esperan que el triunfo en la capital sea un escalón para un cambio de mando a nivel nacional de la mano de Pablo Casado, el líder del partido.
La atención está puesta ahora en la orientación que tome el PP a nivel nacional luego de un triunfo que deja atrás el retroceso que había sufrido tras una serie de escándalos de corrupción en la cúpula del partido que socavaron su base electoral y provocaron una fuga de votos hacia Ciudadanos y hacia Vox, un polémico partido de ultraderecha.
Por lo pronto, el efecto «Ayuso» ya empieza a trasladarse a las encuestas nacionales.
Por primera vez en tres años, un sondeo publicado por el diario El Mundo mostró a PP por encima del PSOE, con una intención de voto de 32% (10 puntos más que en 2019) contra 25,7%, (2,3 puntos menos que en las últimas elecciones).
La encuesta mostró un desplome de Ciudadanos, mientras que Podemos y Vox mantienen el apoyo de 2019 y Más Madrid aparece como la única fuerza de izquierda que crece en votos y escaños en el Parlamento español.
Del lado PSOE, los desafíos son grandes, pues como fuerza gobernante debe a la vez resolver los problemas y absorber las esperadas críticas de la oposición, que no deja de cuestionar su manejo del coronavirus y sus intentos de revitalizar la economía, aprovechando el hastío de la sociedad con las restricciones.
La pandemia, de hecho, terminó con seis años consecutivos de crecimiento de la economía de España, que en 2020 un retroceso de un 10,8%, el mayor desde que se llevan registros, en 1970.
La tasa de desempleo alcanzaba a fines de marzo el 15,9% de la población activa, luego de que medio millón de personas perdiera su trabajo en 2020 por la crisis sanitaria.
España debería recibir 140.000 millones de euros para hacer frente a la consecuencias de la pandemia en virtud de plan de recuperación aprobado por de la Unión Europea (UE), pero el dinero está condicionado a una reforma laboral que podría crear tensiones en el Gobierno de Sánchez, entre el PSOE y Podemos.
En el frente sanitario, la mayor parte de las restricciones vigentes en España quedó sin efecto a partir de la medianoche del sábado al expirar el estado de emergencia que permitía al Gobierno dictar medidas, pese a que el país aún registra una alta incidencia de coronavirus, o sea de la tasa de infección semanal por cada 100.000 habitantes.
A partir de ahora, las regiones pueden limitar horarios o aforos de bares, restaurantes y comercios, pero para aplicar medidas que afectan derechos fundamentales como el toque de queda o cierres perimetrales deben solicitar una autorización judicial.
Sánchez, en tanto, apuesta todo al avance de la vacunación, y estima que España alcanzará la inmunidad de rebaño frente al coronavirus en 100 días, cuando ya esté inoculada el 70% de la población.
Un 28% de los casi 47 millones de españoles ha recibido al menos una dosis de la vacuna y un 13% la pauta completa, pero «el virus sigue circulando y, por tanto, tenemos que preservar todas las medidas de seguridad», advirtió Sánchez.
España acumula cerca de 79.000 fallecidos y 3,5 millones de contagios de coronavirus.
Télam