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Carlos Rosenkrantz se queda con el manejo del portal judicial

El nuevo presidente del Tribunal sacó una resolución. Apunta a su antecesor por haber dejado “acéfala y sin personal suficiente” la Secretaría de Comunicación.

La formalidad y la corrección con que hicieron público el traspaso duró poco. Nada. El nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, sacó esta semana una resolución para hacerse cargo del Centro de Información Judicial (CIJ). Pero igual o más importante que la decisión son los considerandos de la medida, donde acusa a su antecesor, Ricardo Lorenzetti, de haber dejado «acéfala y sin personal suficiente» el área de comunicación.

 

Hace casi un mes, el 11 de septiembre, el mundo judicial se vio convulsionado por un sorpresivo cambio en la conducción del Máximo Tribunal. Si bien Lorenzetti llevaba ya 11 años en ese cargo, tenía intenciones de continuar. Pero tres de sus pares juntaron mayoría y acordaron elegir a uno de ellos como nuevo jefe. Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco apoyaron para la nueva tarea a Rosenkrantz. Perdido por perdido, Lorenzetti también le dio su voto y quedó solo, en disidencia, Juan Carlos Maqueda, avalando otra reelección del rafaelino.

 

Por una cuestión obvia de jerarquías, se sabía que el nuevo presidente se haría cargo del portal de noticias de la Corte, el CIJ. Pero el traspaso resultó de modo poco amigable. El sitio era manejado hasta el recambio por María Bourdin, una de las personas más cercanas a Lorenzetti y quien pasó a trabajar en la vocalía del juez desplazado. Bourdin era secretaria de Comunicación y Gobierno Abierto.

 

Eso ocurrió el 27 de septiembre, poco antes del cambio de presidencia. Ese mismo día, también se dispuso la transferencia de Pablo Méndez, subdirector general de Comunicación a la vocalía de Lorenzetti.

 

Y luego vino el cambio mayor: «Por medio de las resoluciones 2974 y 2979, el 27 de septiembre también se dispuso la transferencia de otros 10 agentes de la Secretaría de Comunicación a otras dependencias de esta Corte Suprema, con lo que la dotación de dicha Secretaría se redujo de 18 funcionarios y empleados a 6 empleados».

 

Por esta situación, «la Secretaría de Comunicación ha quedado acéfala y sin personal suficiente para cubrir las importantes competencias que le atribuye a dicha Secretaría la Acordada 42/2015. Tal acefalía ha hecho imposible el funcionamiento de la Secretaría en cuestión y pone en riesgo la continuidad operativa del Centro de Información Judicial».

 

Esta descripción, donde queda claro el disgusto de Rosenkrantz con la transición y las medidas adoptadas por Lorenzetti antes de dejar su cargo el 1° de octubre, constan en la resolución 3038/18, donde el nuevo presidente resuelve:

 

1) «Instruir al Secretario General de Administración para que proceda a la recuperación de la totalidad de los dispositivos tecnológicos que posibilitan el manejo del sitio web Centro de Información Judicial y su puesta a disposición de la Presidencia de la Corte Suprema».

 

2) «Instruir al Secretario General de Administración para que asegure, de modo urgente y por los medios que estime conducentes, la seguridad informática del sitio web del CIJ y la administración exclusiva del mismo en cabeza de la Presidencia de la Corte Suprema».

 

Una fuente judicial, que conoce los vericuetos del Máximo Tribunal, remarcaba este martes algunas picardías: por caso, que hasta hace unos días, en la parte institucional del CIJ aún figuraba Lorenzetti como Presidente de la Corte. Ahora ya aparece Rosenkrantz.

 

Lo que no dice la resolución

El texto que firma Rosenkrantz, ministro que llegó a su cargo propuesto por el presidente Mauricio Macri, es acaso el primer encontronazo visible tras el recambio. Pero, en un punto, formaliza un disgusto que tenían los pares de Lorenzetti con el entonces presidente por el manejo que hacía de la información judicial.

 

Hasta la asunción de Macri, y con la antigua conformación de la Corte, la difusión de las noticias de la Justicia, pero en particular las del Máximo Tribunal, eran manejadas con brazo de hierro por Lorenzetti, celoso del contacto de los periodistas con otros colegas del Palacio.

 

La llegada de Rosenkrantz, pero en particular de Rosatti, que se convirtió en el enemigo interno de Lorenzetti -aspiraba a sucederlo pero debió resignar sus ambiciones, al menos por un período-, trajo tensión interna por el manejo de la información de la Corte. Ahora, el nuevo presidente directamente dejó plasmado el malestar. Por escrito.

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