Interior

Un basural argentino figura entre los 50 más contaminantes del planeta

El lugar está ubicado en Bariloche, uno de los principales centros turísticos del país. Opera hace décadas sin el tratamiento y control adecuado.

En medio de paisajes naturales únicos y un flujo anual de más de 1.000.000 de turistas, San Carlos de Bariloche enfrenta una crisis ambiental que amenaza su equilibrio ecológico. Con más de 136.000 habitantes, la ciudad padece un grave problema de gestión de residuos: su vertedero municipal, ubicado en plena zona urbana, fue incluido por la International Solid Waste Association entre los 50 basurales más contaminantes del mundo, siendo el único de la Argentina que integra esa lista.

Desde hace más de cuatro décadas, el vertedero municipal opera sin medidas adecuadas de tratamiento ni control. «El vertedero representa una herida abierta que no deja de sangrar hace ya más de 40 años. Es una bomba de tiempo que va heredando cada nueva gestión hace décadas», afirmó Iván Espeche Gil, vocero de la Fundación Impacta.

El predio recibe 200 toneladas diarias de residuos y acumula más de 500.000 toneladas. Apenas el 5% de la basura generada se recicla, lo que multiplica la contaminación del aire, el suelo y las napas.

Espeche Gil subrayó que «eso también representa, paradójicamente, una enorme oportunidad de transformarse en ejemplo mundial de sostenibilidad, de coherencia con el entorno de belleza natural impactante en el que se encuentra».

Los proyectos para revertir la situación

La Fundación Impacta, organización dedicada a promover ciudades sustentables, eligió Bariloche como epicentro de su primer gran programa ambiental.
A través del Encuentro Ciudades Sostenibles, convocó 80 propuestas de gestión de residuos que se presentarán durante el evento «Patagonia sin Basura», que se desarrollará entre jueves y viernes en la ciudad.

Seis de estas iniciativas serán premiadas y buscarán convertir la región «en un faro de innovación y regeneración ambiental, social y económica».

Cuáles son las consecuencias ambientales

El ingeniero ambiental Ignacio Sagardoy, exfuncionario especializado en políticas ambientales, explicó que el problema se arrastra desde hace años.

Recordó que en 2014 se clausuró el antiguo basural y se inauguró una celda para residuos controlados, pero un incendio dañó la membrana protectora, y la planta de tratamiento de lixiviados, líquidos tóxicos derivados de la descomposición de la basura, nunca entró en funcionamiento.

«El relleno sanitario se convirtió otra vez en un vertedero sin control», indicó Sagardoy. Además, señaló que no se compactaron ni cubrieron adecuadamente los residuos, no se construyeron conductos para la ventilación de gases y la celda se saturó antes de lo previsto, sin que se concretara la ampliación planeada. Esto obligó a reutilizar terrenos excavado

Los especialistas coinciden en que los efectos del vertedero sobre el ambiente son graves y difíciles de cuantificar. La ausencia de una barrera impermeable permite que los lixiviados contaminen el suelo y las napas de agua, con riesgo para los lagos Gutiérrez y Nahuel Huapi.

Un relevamiento entre vecinos y médicos reveló que el 91% de los encuestados considera que el basural afecta su salud, con síntomas respiratorios, dermatológicos y psicológicos. «El vertedero está ubicado en un lugar que es divisorio de aguas. Es una fábrica 24/7 de lixiviados tóxicos que se filtran a las napas», advirtió Espeche Gil, quien agregó que las gaviotas cocineras que se alimentan allí dispersan contaminación en otros lagos.

Las quemas descontroladas agravan el problema, afectando el aire y provocando emergencias periódicas. «Nos preocupa mucho lo que pueda ocurrir el próximo verano, luego de un invierno muy seco. Hace unas semanas el vertedero estuvo prendido tres días y no lo podían apagar», alertó el vocero de Impacta.

Además del daño ambiental, el vertedero representa una fuente de subsistencia para decenas de familias que dependen de la recolección informal de residuos. La falta de espacio y el crecimiento urbano desordenado aumentan la urgencia de una solución definitiva.

«La máxima prioridad es evitar incendios que puedan afectar a las personas. Para eso debe mantenerse una operación profesional, con buen nivel de compactación y cobertura adecuada», advirtió Sagardoy, quien sostuvo que el nuevo sitio de disposición final debería funcionar como relleno sanitario regional, en coordinación con el municipio de Dina Huapi.

La legislación sobre el lugar y las consecuencias económicas

A lo largo de los años, distintos intendentes y gobernadores prometieron resolver el problema sin resultados. La ley provincial 5491, sancionada en 2020, ordenó cerrar todos los basurales a cielo abierto en un plazo de tres años. En diciembre de 2022, el Concejo Deliberante local adhirió a esa norma mediante la ordenanza 3349, que fijó el cierre definitivo del vertedero para el 4 de diciembre de 2023, pero el plazo no se cumplió.

El actual intendente, Walter Cortés, reconoció que «la basura es un problema» y manifestó su apoyo al traslado del predio, aunque remarcó los altos costos que implicaría la operación.

Desde la Fundación Impacta advierten que la gestión ineficiente de los residuos tiene un doble impacto: «Por un lado, los gastos actuales no resuelven el problema y, por otro, generamos un pasivo ambiental mucho más caro de remediar en el futuro».

En promedio, el 30% de la recaudación de los municipios argentinos se destina a la recolección y tratamiento de basura. «Es un tercio del presupuesto. Fortunas que se van en agrandar un problema en vez de utilizarse inteligentemente para resolverlo», apuntó Espeche Gil, quien pidió consensos entre el Estado, el sector privado y la sociedad civil para avanzar en soluciones conjuntas.

Ante la magnitud del problema, la defensora del Pueblo de Bariloche, Mariana Minuth, activó una resolución de abocamiento para involucrarse directamente en el seguimiento del caso.

«Consideramos de absoluta necesidad que las autoridades competentes asuman con urgencia el abordaje integral de esta situación, generando instancias de diálogo, inspección y planificación que permitan revertir el daño ambiental y prevenir riesgos para la población», sostuvo Minuth.

Aunque el panorama es crítico, Bariloche podría convertirse en un modelo de transición ambiental si logra revertir la crisis. En un país donde existen más de 5.000 basurales a cielo abierto, la ciudad patagónica enfrenta el desafío de pasar de ser una «bomba de tiempo» a convertirse en un referente de sostenibilidad.

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