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Brasil: la Justicia arremete contra la mafia de las máquinas de peluche por considerarlas juegos de azar

La policía brasileña realizó 16 allanamientos en los que secuestraron máquinas tragamonedas, ordenadores portátiles, tablets, celulares, un arma de fuego y peluches.

A partir de esta semana en Río de Janeiro surgió un nuevo enemigo público: las máquinas con pinzas controladas por joysticks de peluches. En consecuencia, este miércoles la policía de la ciudad brasileña realizó 16 allanamientos en busca de estas máquinas que enloquecen a grandes y chicos.

Según trascendió, los agentes de la policía explicaron que no es cierto que la obtención de los peluches sea una cuestión de la habilidad del usuario, sino que, por el contrario, son juegos de azar, similares a las máquinas tragamonedas, por lo que son ilegales.

En los diferentes procedimientos los policías secuestraron máquinas tragamonedas, ordenadores portátiles, tablets, celulares, un arma de fuego y peches. En paralelo, se encuentran investigando si detrás de dicho negocio pueden estar las bandas del crimen organizado que ya gestionan las tragamonedas y una lotería popular llamada «Animal Game».

En el marco de la misma operación, la policía del estado de Santa Catarina, al sur de Brasil, llevó adelante otras tres órdenes de allanamiento este miércoles.

Este es el segundo golpe de la policía contra este tipo de juegos, el primero fue en mayo de este año, durante el cual confiscaron 80 máquinas que en su interior llevaban peluches falsificados. Además, durante un análisis posterior, descubrieron que estaban programadas para permitir que se gane tras un determinado número de intentos.

En concreto, la máquina facilitaba una corriente eléctrica que alimenta las pinzas para que estas se aferren con fuerza al peluche deseado, una información que suele ser desconocida por los niños y adultos que gastan su dinero en las máquinas que encuentran en los centros comerciales y supermercados.

Por otro lado, los casi 13 mil peluches secuestrados en mayo iban a ser destruidos, aunque el juez cambió de opinión a pedido de los legisladores estatales y la policía los donó a familias que perdieron sus hogares durante las últimas inundaciones en el estado sureño de Rio Grande do Sul. Aún no se ha determinado qué sucederá con los que fueron secuestrados en esta oportunidad.

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