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A los 86 años murió Silvio Berlusconi

El ex primer ministro italiano y magnate de los medios estaba internado en un hospital donde era atendido por complicaciones derivadas de una leucemia mielomonocítica crónica.

Este lunes a las 9:30 AM hora de Milán (7:30 GMT) murió el ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi en el hospital San Raffaele, donde estaba ingresado desde el viernes pasado tras sufrir problemas de salud relacionados a la leucemia que padecía hace tiempo y que se intensificaron durante el fin de semana. Tres semanas antes había recibido el alta luego de pasar 44 días ingresado por una pulmonía. Esta vez la situación se agravó y se precipitó el desenlace. Tenía 86 años. Al centro de salud llegaron poco después del deceso su hermano, Paolo Berlusconi, y minutos más tarde sus hijos Marina, Eleonora, Barbara y Pier Silvio.

Amado o detestado, porque no dejaba a nadie indiferente, Berlusconi será recordado por haber dominado la política italiana durante dos décadas, por haber sido un animal político que cayó y volvió a levantarse varias veces y por su pasado de escándalos judiciales y fiestas «bunga-bunga». Estos no impidieron que, hasta el final, aunque en los últimos tiempos con menos peso, su figura inoxidable gravitara sobre la política italiana. Como líder de Forza Italia, era uno de los aliados de la actual coalición de gobierno liderada por la joven primera ministra, Giorgia Meloni, a quien íntimamente no le perdonaba haber llegado a superarlo con creces.

 

Nacido en Milán el 29 de septiembre de 1936, Berlusconi, un self-made man, empezó cantando en cruceros y vendiendo aspiradoras. Hijo de «mamma» Rosa y de Luigi Berlusconi, un empleado bancario, el Cavaliere estudió Derecho.

 

Su meteórica carrera empresaria comenzó con la construcción de enormes barrios residenciales en Milán, presuntamente con dinero reciclado de la mafia siciliana. El gran salto fue a fines de la década del 70, cuando decidió convertirse en un zar de las comunicaciones y creó Canale 5, la más importante de sus tres redes de Mediaset, el mayor grupo privado de TV italiano, que incluye también a Italia 1 y Rete 4.

 

Otros emprendimientos lo llevaron a ser dueño de Fininvest, el holding que controlaba Mediaset, el Milan, un gran banco (Mediolanum), la principal editorial italiana (Mondadori), un diario (Il Giornale), una revista (Panorama), sin contar empresas vinculadas con la telefonía, la publicidad, los seguros y la construcción. Un verdadero imperio que -si bien en los últimos tiempos pasó a estar en manos de sus hijos mayores-, siempre constituyó, estando en el poder, un enorme conflicto de intereses con su gobierno.

 

Aprovechando el vacío que había quedado en la centroderecha con la desaparición de la Democracia Cristiana tras el escándalo de corrupción de Tangentópolis, en 1994, de la nada, Berlusconi creó Forza Italia, el partido que se inspira en el típico grito de aliento que en la cancha se le da a los «azzurri».

 

Novato en política, con su nuevo partido, cuyos colores también se inspiran a los de la camiseta de la selección, el «zar» ganó las elecciones de abril del 94, sorprendiendo a todos. Pero duró poco: su gobierno cayó en diciembre de ese mismo año, después de que su socio de la Liga Norte, Umberto Bossi, se retiró de su coalición. Esa traición le significó más tarde la derrota ante el Olivo de Romano Prodi, en abril del 96.

 

En 2001 y en 2006, sin embargo, pudo tomarse revancha. Utilizando nuevamente el caballito de batalla del «salvador» de Italia de las garras del comunismo, y la promesa de enriquecer a los italianos, derrotó ampliamente a sus rivales de centroizquierda. Pero en noviembre de 2011 debió irse, acorralado por una crisis de mercados que puso a Italia al borde de la bancarrota. Entonces el Cavaliere, humillado, se vio obligado a renunciar y fue reemplazado por el gobierno técnico del economista Mario Monti.

 

Amigo del fallecido exlíder del Partido Socialista Italiano, Bettino Craxi -que lo ayudó con sus emprendimientos edilicios en Milán y que terminó exiliándose en Túnez para escaparse de la justicia italiana, que lo condenó por corrupción-, Berlusconi se vio envuelto en varios escándalos judiciales por corrupción, fraude, evasión y hasta vínculos con la mafia.

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