Una de las lesiones de Fernando es compatible con la zapatilla de Thomsen

Fernando Báez Sosa tenía una impronta de al menos 6 centímetros por 2 en la parte izquierda del mentón, producto de una patada, y la lesión era compatible con la zapatilla que usaba Máximo Thomsen, según explicó este martes al declarar en el juicio por el crimen, la perito que tomó fotografías del rostro de la víctima durante la autopsia para realizar la comparación con los calzados de los imputados.
María Eugenia Cariac, perito de Policía Científica, aseguró ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de la ciudad bonaerense de Dolores que Báez Sosa presentaba además otra huella similar pero de menores dimensiones en la parte izquierda del cuello, sin poder determinar si correspondía al mismo golpe y calzado.
“La zapatilla de marca Cyclone que tenía un diseño ‘zigzag’», destacó la perito que, durante su testimonio, mostró varias imágenes de la víctima en las que se veían los rastros del calzado, sobre todo en el maxilar inferior, en la región izquierda y la región lateral izquierda del cuello.
Desde un comienzo dicha zapatilla fue protagonista de diversos escenarios. El primero porque fue el calzado con el que Thomsen, se confirmó durante el juicio, acusó a Pablo Ventura como dueño de la misma.
Es importante destacar en este dato, que en ningún momento se pudo corroborar que la zapatilla pertenecía a Ventura, ya que el talle era 41/42, mientras que remero calza 44. Otro de los escenarios es que, días después del crimen, se dio a conocer la imagen de la zapatilla que tenía sangre en casa todo el borde lo que demostró que quedo impregnada tras la «seguidilla» de patadas. En la séptima audiencia del juicio, Cariac confirmó que el rastro de sangre pertenece a la víctima.