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El Gobierno se comprometió a que no habrá aumento de retenciones

La mesa de enlace mantuvo una audiencia con el Presidente. Se dio en medio de la creciente tensión por la inflación de los alimentos.

El gobierno nacional se comprometió con el campo a no aumentar las retenciones ni intervenir los cupos de exportación. Fue el compromiso que asumió el presidente Alberto Fernández durante una reunión que mantuvo en la Casa Rosada con los cuatro representantes de la Mesa de Enlace.

El encuentro, al que convocó el Ejecutivo, se llevó a cabo luego de que el Presidente amenazara con aumentar las retenciones como consecuencia del crecimiento del precio de los alimentos. Los representantes del campo se fueron de Balcarce 50 con la promesa de que esas advertencias no se van a cumplir y que es necesario mejorar la relación entre ambas partes.

En el despacho presidencial, donde se realizó la reunión, estuvieron Cecilia Todesca, vicejefa de Gabinete; Gustavo Beliz, Secretario de Asuntos Estratégicos; Luis Basterra, ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca; y el canciller Felipe Solá.

Por el lado del campo se hicieron presentes los presidentes de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina; de Confederaciones Rurales Argentinas, Jorge Chemes; de Coninagro, Carlos Iannizzotto, y de la Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni.

En el encuentro en la Casa de Gobierno, los presidentes y vices de Sociedad Rural, Coninagro, Confederaciones Rurales y Federación Agraria buscaron explicarle que los argumentos esgrimidos por el propio mandatario y algunos funcionarios en los últimos días no se condicen con la realidad. Desde el traslado a precios de la “inflación” importada, pasando por los costos de la producción primaria argentina, hasta la presión tributaria. Las argumentaciones de los productores pueden resumirse en:

Precios internacionales versus precios internos

Si bien los valores internacionales de las materias primas subieron de manera exponencial en los últimos meses de la mano de un aumento en la demanda de China, los ruralistas reforzarán que los precios que ellos reciben “tranqueras adentro” distan de tener ese salto dada la combinación de los derechos de exportación (que el exportador le descuenta al productor); la brecha cambiaria, la presión tributaria de los tres niveles del Estado y la inflación que, como a todos los argentinos, afecta el bolsillo del hombre y de la mujer de campo.

Además, enfatizan los ruralistas, el productor no es formador de precios, sino que es tomador, porque su producción se vende a un valor que fija otro eslabón de la cadena comercial, como pasa con la leche en la industria láctea, o por efecto de la oferta y demanda como en la soja y los cereales.

“Si el Gobierno quiere contener los precios, tiene que mirar a la industria y sobre todo a los impuestos que pesan sobre los alimentos y otros bienes de la economía”, remarcan en el nucleamiento rural.

Los costos de producir en Argentina

Fernández viene insistiendo en que los productores de carne, trigo o maíz no tienen por qué trasladar los valores internacionales de las materias primas a los precios internos porque “no producen en dólares”. En el campo replican que gran parte de los insumos para la producción agropecuaria están atados a la divisa norteamericana. Y se quejan de que la brecha cambiaria profundiza esa situación, dado que el precio que reciben es el del tipo de cambio oficial menos retenciones y los productos indispensables para poder producir deben comprarse a valores más elevados, cercanos a la cotización del dólar paralelo o el “contado con liqui”.

Las retenciones como herramienta de desacople

Fernández dijo el fin de semana que el Estado tiene dos herramientas para frenar el alza de alimentos: Subir las retenciones a las exportaciones o implementar cupos de exportación. En el sector primario enfatizan que ninguna de las dos alternativas es efectiva para contener los precios. Y remarcan que en el mediano plazo se vuelven contraproducentes: limitan y pueden derivar en una baja en la producción de alimentos que termine en una escalada mayor de precios al consumidor.

Desde principios de marzo pasado (aunque con rebajas temporales los últimos 3 meses de 2020), las exportaciones de soja sin procesar tributan 33% (sus derivados desde octubre pagan menos según el “valor agregado”), mientras el maíz y el trigo están gravados con 12%. Aunque la ley de Solidaridad y Reactivación Productiva, sancionada en diciembre de 2019, habilita al Gobierno a subir los porcentajes para ambos granos hasta el 15%.

Distorsiones que afectan la producción

En su rechazo a las retenciones o cupos de exportación, los ruralistas manifestarán su reclamo para que se destierren ambas estrategias a fin de propiciar un crecimiento sostenible en el largo plazo del sector. En los lineamientos que la mesa de enlace redactó de cara a las presidenciales de 2019, resumió que se trata de “intervenciones distorsivas en los mercados que limitan la oferta y las exportaciones” y que junto con los cupos, permisos o prohibiciones “ya han demostrado ser muy nocivas”.

Necesaria reforma tributaria

Una de las claves que el sector, como otros, plantea fundamental para quitar presión sobre los precios es quitar carga tributaria. Según los ruralistas, el peso de los impuestos de los 3 ámbitos estatales implica un promedio de 50% en los valores al consumidor de los productos, y no solo de alimentos. Además remarcan que, con las retenciones, el campo soporta mayor presión fiscal que otros sectores de la economía local.

En ese sentido, FAA insistirá ante Fernández con su propuesta de rebajar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) para productos de la canasta básica, como una manera de aliviar la situación de los sectores más desprotegidos.

TN.com.ar

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