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La pospandemia pone la lupa sobre el físico de los jugadores

El preparador del cuerpo técnico de Falcioni en Banfield explicó que el objetivo para estos días es evitar la pérdida de masa muscular de los profesionales. «El sobrepeso es una preocupación menor al lado de eso», explicó.

Gustavo Otero, uno de los preparadores físicos más reconocidos del fútbol argentino, reconoció en el programa Superfútbol que las consecuencias de la cuarentena para el físico de los futbolistas no son tan graves como podría haberse esperado porque una de las cosas que más tiempo lleva recuperar, como la masa muscular, se puede seguir trabajando.

“Los recesos más largos que tuvimos con los jugadores fueron de 30 días en vacaciones. En Banfield tenemos medido un promedio de un kilogramo de masa muscular perdida en un mes, con algunos que pierden 300 gramos y otros, dos kilos. Ese kilo cuesta recuperarlo entre seis y ocho semanas. Si no hiciéramos todo lo que estamos haciendo ahora para mantener esa masa muscular, nos llevaría una eternidad recuperarlo”, explicó el preparador físico Julio César Falcioni.

En esta línea, ponderó: “Estamos apuntando mucho a la masa muscular, que es lo más fácil de perder y lo más difícil de recuperar. La resistencia, por ejemplo, no preocupa tanto, porque su pérdida es más lenta y su ganancia más rápida. Dentro de todo, lo positivo es que la cuarentena y los espacios reducidos nos permiten trabajar en un buen nivel la cualidad que más se pierde”.

En cuanto a la posibilidad de que aparezcan más lesiones musculares que lo habitual por lo apretado que puede ser el calendario sumado al extenso tiempo sin la actividad que era normal antes de la pandemia, Otero indicó que sería factible que se den varias lesiones pero de todas maneras recordó: “Las estadísticas de los equipos de primer nivel que juegan copas todo el tiempo son de unos números importantes de lesiones anuales. Un equipo de primera línea de Premier League tiene de 40 a 50 lesiones por año, que es un montón”.

Para cerrar, explicó que el sobrepeso que podrían tener los jugadores cuando termine la cuarentena es un tema menor al lado de la masa muscular. “Creo que vamos a llegar en mejores condiciones de las que imaginamos. Los jugadores están entrenando fuerte. Nos falta espacio pero podemos desarrollar muchos tipos de situaciones que sostengan al músculo”, concluyó.

Pandemia de lesiones
La Bundesliga dejó ocho lesiones en nueve partidos y hay varios clubes europeos con jugadores que sufrieron problemas físicos en los entrenamientos. Uno de los interrogantes es: ¿qué pasará con los argentinos?
A algunos futbolistas el parate por cuarentena se podría decir que les vino bien. Varios lesionados de gravedad en lugar de perderse partidos ganaron días de recuperación. Fernando Gago, el “Pulpo” González, Jonás Gutiérrez, Pablo Hernández, Román Martínez y José Luis Gómez son algunos de esos casos que aprovecharon y aprovecharán estos días para dejar la enfermería.

En Europa pasó lo mismo con Eden Hazard y Marco Asensio en el Madrid o el uruguayo Maxi Gómez del Valencia, por citar unos poquitos ejemplos. Aunque también está la otra cara de la moneda y después de dos meses sin jugar, el fútbol alemán dejó ocho lesionados en nueve partidos de la reanudación. A esa lista hay que sumar a Erling Haaland, que se lastimó frente al Bayern en el último juego.

Y en otras Ligas europeas también fueron cayendo algunos nombres fuertes: Ramiro Funes Mori en Villarreal, Zlatan en Milan y Joao Félix del Atlético. Y en estos casos sólo se trató de la vuelta a los entrenamientos, no a la competencia.

Cuando uno habla con los futbolistas de nuestro medio, casi todos coinciden en que las prácticas que se hacen por Zoom eran divertidas y novedosas al principio, pero que el hastío, la falta de motivación, el cansancio mental del encierro y hasta la falta de espacio en muchos casos hacen que los entrenamientos individuales sean cada vez menos rigurosos. Son argumentos atendibles pero nos lleva a pensar en lo siguiente: si los de Europa estuvieron dos meses inactivos y se empiezan a romper, ¿qué les pasará a los nuestros cuando tengan que volver después de tres, cuatro o cinco meses de hacer poquita cosa en sus casas? Por eso, entre otras razones, es que uno cree que el intento del retorno a las prácticas colectivas debería ser más temprano que tarde.

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