Esquina: Procesan a una mujer acusada de robar tarjetas
La mujer de unos 45 años se colocaba en la fila de los cajeros y le sustraía los plásticos a los usuarios. Hacía cuatro años que operaba.
El juzgado de Instrucción de Esquina procesó por defraudación y estafas a una mujer que sustrajo tarjetas de débito en los cajeros de esa localidad durante cuatro años. La imputada se encuentra detenida en la Comisaría Segunda de Esquina.
Era conocida como “La extraña dama” ya que su identidad fue una incógnita durante años. Ni siquiera las cámaras de seguridad de los cajeros permitían reconocerla. Tras su detención en septiembre del año pasado se reabrieron causas que habían estado paralizadas de hace tres o cuatro años. Los indicios indican a la detenida una mujer de 45 años que se domiciliaba en paraje Guayquiraró, ubicado a unos 40 kilómetros del centro de la ciudad.
El desconocimiento y la necesidad de dinero que tienen los usuarios de los cajeros automáticos que, en su mayoría, viven en la zona rural, fue aprovechada por una mujer que timó a una importante cantidad de personas, a quienes les quitó dinero “por una cifra millonaria”, dieron a conocer los investigadores del caso. Las maniobras de estafa eran realizadas desde hacía al menos cuatro años.
La mujer se trasladaba a tempranas horas al centro de la ciudad de Esquina, donde se hacía pasar como asistente de las empresas bancarias. En ese rol detectaba a las personas que carecían de conocimiento para operar con las tarjetas de débito, en su mayoría ancianos y personas con escasa instrucción. Se ofrecía a ayudarlas para poder retirar el dinero de los centros de pago.
Cuando las víctimas llegaban frente a la máquina expendedora de dinero, la estafadora les pedía el número de acceso a la cuenta, pero simulaba problemas para realizar la transacción. Tras esto, según los investigadores, la mujer cambiaba de tarjeta y entregaba otra a su víctima quedándose así con el plástico que le permitía acceder a los fondos del damnificado.
La estafadora repetía la artimaña con cada víctima, pero como éstas advertían que eran timadas mucho tiempo después, se les hacía difícil identificarla. Lo que no se pudo establecer, es si la mujer contaba con una logística que le permitía obtener las tarjetas apócrifas que entregaba a sus víctimas.