Débora Pérez Volpin: cómo fueron los 20 minutos finales para intentar salvarla
Martes 6 de febrero de 2018. Débora Pérez Volpin (50) se realiza una endoscopía en el Sanatorio de la Trinidad, en Palermo. El estudio comienza a las 17:20. Menos de una hora después, a las 18:15, la periodista y legisladora muere. El detalle de lo sucedido en esos minutos figura en los estudios complementarios de la autopsia a los que pudo acceder Clarín.
Son 63 páginas que incluyen los datos extraídos de la historia clínica, los hallazgos de la autopsia, los resultados de exámenes complementarios y observaciones de la historia clínica. También brinda aportes bibliográficos para dar respuesta médico-legal a las causas del fallecimiento.
La secuencia de los hechos
El informe cuenta con una «secuencia fáctica de los hechos»durante la video endoscopía digestiva alta (VEDA) que se hizo Pérez Volpin.
«17:20 horas se da inicio al procedimiento instrumental endoscópico. Tiempo en el que se produce una solución de continuidad por efracción de la mucosa esofágica (cara anterior a 4,5 cm. por debajo de la orquilla epiglótica). Pasaje de gas al mediastino con neumomediastino, neumopericardio y neumotórax bilateral».
Esto, según peritos consultados, significa que se produjo una lastimadura en la superficie del esófago, lo que hizo que el gasque lanza el endoscopio pasara a partes del cuerpo a las que no debería haber pasado. El gas ingresó al corazón y al mediastino.
«Le sigue la infiltración gaseosa por barotrauma de planos musculares y subcutáneos de tórax. Se produce una desaturación de 99% a 90% advertida por la anestesióloga. Efisema subcutáneo ascendente de tórax, cuello y cara. Aumento de presión de la vía digestiva que produce efracciones múltiples de la mucosa gástrica por distensión, pasaje de gas a la cavidad conformando un neumoperitoneo».
En este último párrafo se describe el trauma causado en diferentes partes del cuerpo y más allá del esófago, debido a la presión que ocasionó el gas.
«En ese tiempo se produce la infiltración hemorrágica del epiplón menor. Líquido serohemático libre en cavidad peritoneal (200 ml.) por pasaje desde el estómago lesionado, siguiendo la vía de pasaje que lo hiciera el gas. Evolución al paro cardiorrespiratorio a las 17:25 horas. Se inicia RCP, aumentando la presión en el tracto digestivo, sin respuesta a maniobras básicas y avanzadas. Se constata el fallecimiento a las 18:15 hs.»
El epiplón es una membrana que cubre y contiene a los intestinos y órganos del abdomen inferior. El documento describe el recorrido hemorrágico, que desemboca en el paro cardíaco.
Los intentos por salvarla
«Se inician maniobras de reanimación avanzadas que incluyeron drogas vasoactivas (adrenalina y atropina, dexametasona 8 mg) ventilación con máscara facial con oxígeno al 100% y masaje cardíaco. Se da de inmediato la alarma al equipo de cardiología y UTI, quienes colaboran en la reanimación».
«Se decide realizar intubación orotraqueal, que no resulta factible por alteración de la anatomía, colocándose una máscara laríngea, obteniéndose adecuada ventilación y recuperación de la oximetría (99%). Se mantiene las maniobras de reanimación avanzadas, sin lograr recuperación de ritmo cardíaco (se mantuvo en asistolia durante toda la reanimación), hasta las 18:15 hs. momento en que se decide suspender las maniobras, constatándose óbito».
Los medicamentos que le dieron
En el documento se enumeran los medicamentos que le suministraron a Débora Pérez Volpin. Según los resultados del análisis toxicológico, se registró la presencia en sangre de lidocaína, propofol y levetiracetam, y en hígado la presencia de lidocaína y levetiracetam.
Lidocaína
Es un anestésico local tipo amida, con duración de acción intermedia y de utilización en cardiología por sus efectos antiarrítmicos. «De la historia clínica del Sanatorio Trinidad Palermo surge que se ha utilizado lidocaína durante la reanimación cardio pulmonar», indica el informe.
Propofol
Es un anestésico general inyectable de acción corta. Indicado para la sedación de adultos ventilados en cuidados intensivos, así como sedación superficial para intervenciones quirúrgicas y técnicas diagnósticas. «De la historia clínica del Sanatorio Trinidad Palermo surge que se ha utilizado Propofol durante la anestesia realizada en la práctica endoscópica», señalan.
Mientras le realizaron la endoscopía, la periodista sufrió una perforación del esófago, algo que el informe define como «una verdadera emergencia». Las chances de que esto pase son muy bajas. «El riesgo de perforación que se ha publicado en la última década con endoscopia flexible es del 0,006% al 0,06%», explican. Cuando sucede, puede ser fatal. «Las perforaciones esofágicas han sido reconocidas desde hace mucho tiempo como la causal de altas tasas de morbilidad y mortalidad», sostiene el estudio.
Por otro lado, se detallan varios «hallazgos de interés en la autopsia» que hicieron el 7 de febrero. Entre otros resultados, menciona un enfisema subcutáneo en cara, cuello y tórax, una fractura de esternón y costillas, los pulmones colapsados y con neumotórax bilateral, el corazón de 320 gramos de peso con cavidades dilatadas, el estómago con infiltración hemorrágica de curvatura menor y el cerebro con congestión y edema.